Verso Central: 1 Crónicas 17: 27
y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre. (RV60)
Cuando uno deja que sea Dios quien diseñe y dirija nuestros pasos siempre llegaremos al éxito en la vida. En la lectura de este día vemos al rey David cuando ha llegado al máximo de su reinado, y más bien está llegando al tiempo en que debe de preparar el reino para quien sería su sucesor. En este momento al contemplar todas las cosas que Dios le había permitido hacer, los palacios, las conquistas, desea construir un templo para que el arca de Dios, el símbolo de la presencia de Dios en medio del pueblo, tuviera un lugar donde habitara. David consulta con el profeta de sus deseos acerca del arca, y el profeta le da el visto bueno, solo que más tarde Dios le hace que regrese a David y se retracte de su consejo. Es en estas palabras que tenemos la base de la meditación de este día. ¿Qué sucede cuando dejamos que Dios sea quien diseñe y guie nuestros pasos en la vida? En primer lugar, no importara mi trasfondo, Dios saco a David del rebano de ovejas al lugar más importante de honor, Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel; (1Cron. 17:7 RV60) Muchas veces dejamos que nuestro pasado determine nuestro futuro, cuando dejamos que Dios dirija nuestros pasos, lo más importante no es lo que fui, si no lo que puedo ser en sus manos. En segundo lugar, si Dios dirige nuestros pasos el nos dará la victoria en todas nuestras luchas. El camino al éxito en la vida de David no fue fácil, ni tampoco todo se le dio sin que tuviera que enfrentar ningún enemigo, por el contrario su camino al éxito estuvo lleno de obstáculos, enemigos, aun dentro de su misma familia; su cónyuge, y sus hijos, pero en todo y por todo, al fin logro el éxito en la vida, y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra. (1Cron. 17:8 RV60) El camino al éxito en tu vida puede que sea lleno de obstáculos, y que no tengamos el apoyo o la mano amiga aun de nuestra misma familia, o de quien más esperamos, pero al igual que en el caso de David el secreto de nuestro éxito, no es la suerte, ni que todo se nos da fácil, si no que en medio de cualquier dificultad, oposición, problemas, siempre hemos dejado que sea Dios quien nos dirija. En tercer lugar, creamos un legado de bendición para los que nos rodean, primeramente para nuestra familia, Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino. El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente. Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre. (1Cron. 17:11-14 RV60) Cuando nosotros dejamos que Dios dirija nuestros pasos, el camino que nuestros hijos caminaran está más seguro y más firme porque ya hemos puesto un buen fundamento por donde ellos caminaran hacia su destino, hacia el éxito. Por último, cuando dejamos que sea Dios quien dirija nuestros pasos, el camino que caminamos servirá de inspiración para toda persona en la que tenemos influencia; familia, amigos, discípulos, y conocidos. Natan dijo, Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes, (1Cron. 17:9 RV60) David expreso claramente la condición de una vida que ha sido dirigida por Dios, y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre. (1Cron. 17:27 RV60)
Oración:
- Pedir al Espíritu Santo que nos muestre si hay áreas de nuestra vida que no le estamos permitiendo que nos dirija.
- Someter nuestras vidas a su dirección y corrección.
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