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En este blog estoy compartiendo muchas de las cosas que Dios me da durante mi devociónal, así como comento de las cosas que me están ocurriendo a mi o mi familia, así como nuestra iglesia; Centro de Vida Victoriosa, y la iglesia en general. Este blog es un poco personal, divertido, e inspirado. Está enfocado en ayudarte a que tu relación con Jesús sea más firme, y te inspiré a servirle con pasión.

lunes, 24 de marzo de 2008

En Dios está la Victoria o la Derrota

Lectura sugerida para esta meditacion: Salm. 124:1-8; 108:1-13; 60:1-12; 2 Sam. 8:9-14; 1 Cron.18:9-13; Sal. 44:1-26; 20:1-9; 2 Sam. 23:18-19; 1 Cron. 11:20-21

Verso Central: Salmo 44:3-4

Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas. Sólo tú eres mi rey y mi Dios. ¡Decreta las victorias de Jacob! (NVI)

Tanto la victoria como la derrota dependen del Señor. En ocasiones cuando las cosas salen mal, o no vemos la victoria en nuestra vida, tendemos a culpar al enemigo de la misma. “Es que el Diablo me ha estado atacando”, “el enemigo no me deja en paz”, pero la realidad que nunca la derrota depende de lo que el enemigo está haciendo, o no esté haciendo. Quien tiene la última palabra sobre la derrota o la victoria en nuestras vidas es Dios. El salmo 44 nos da un contraste entre tener el favor de Dios (vs del 1 al 8 y del 9 al 26) y la falta del favor de Dios en la vida de la persona, familia, o nación. Antes de seguir adelante, la última porción del salmo versos del 9 al 26 son las palabras de David ante la situación que está enfrentando, en la cual concluye que es culpa de Dios la derrota. Si bien esta en lo correcto en afirmar que Dios es quien les ha dado la victoria, no es culpa de Dios que ahora en ese momento estén pasando por un tiempo de derrota. ¿En qué consiste pues que Dios sea quien determine tanto la victoria como la derrota? En primer lugar, David esta en lo correcto en afirmar que la razón principal porque sus padres experimentaron todas estas victorias que enlista, está en que Dios fue quien les dio la victoria. El declara, Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas. (Salmo 44:3 NVI) David reconocía correctamente que la razón porque ellos conquistaron la tierra prometida fue porque Dios peleo por ellos, de la misma manera nosotros, la única razón porque es que ganamos todas nuestras batallas descansa en que Dios pelea por nosotros. En segundo lugar, David esta correcta en afirmar que fue por decreto (Dios determina que algo ocurrirá, y luego lo declara) ellos derrotaron a todos sus enemigos porque Dios lo había decretado. Esto es lo mismo en nuestras vidas. Notemos las palabras de David, Sólo tú eres mi rey y mi Dios. ¡Decreta las victorias de Jacob! (Sal. 44:4 NVI) también, David esta en lo correcto en decir que Dios es quien determina que seamos derrotados, nunca somos derrotados porque nuestros enemigos, circunstancias, o problemas son mas grandes o poderosos que Dios, ni siquiera puede que sean más grandes o poderosas que nuestros recursos humanos. La parte en que David está equivocado es en culpar a Dios de su situación y orar reclamando a Dios que no los abandone a pesar de que han sido obedientes guardando los mandamientos de Dios, Todo esto nos ha sucedido, a pesar de que nunca te olvidamos ni faltamos jamás a tu pacto. No te hemos sido infieles, ni nos hemos apartado de tu senda. (Sal. 44:17-18 NVI) Ahora, es más fácil examinar desde afuera la situación y ver claramente que David está equivocado, porque en medio de la situación que David estuviera pasando, el clama con un corazón agobiado, triste, o derrotado. Nunca las oraciones desde ese punto de vista son de fe, o de confianza, si no que más bien reflejan la debilidad de nuestra carne. David estaba en lo correcto en afirmar que ellos estaban siendo derrotados porque Dios los había abandonado, Pero ahora nos has rechazado y humillado; ya no sales con nuestros ejércitos. (Sal. 44:9 NVI) Pero en donde David falla, es en culpar a Dios de su situación. Si bien Dios se había permitido su situación, no era porque Dios fuera malo, o se había olvidado de ellos, pero la realidad es que Dios lo había abandonado, porque él había pecado de una manera terrible. Que pronto se le olvido su error. (ver el Salmo 51 el salmo 44 fue escrito poco tiempo después del 51) En conclusión este salmo nos enseña que la victoria esta en Dios, pero la derrota también depende de Dios. Cuando nos olvidamos de su palabra, o no hacemos su voluntad. Al desobedecerle, le estamos cerrando la puerta para que su mano, su brazo, y su rostro nos de la victoria en todo momento. El deseo de Dios es que seamos personas victoriosas o de éxito. El nunca ha planeado, o decretado ninguna derrota para nuestras vidas, esta ocurren cuando nosotros por nuestra propia decisión, o ignorancia, nos salimos de sus caminos, entonces el no puede andar con nosotros, y al “dejarnos” somos derrotados. Por esta razón tanto la derrota y la victoria están en el Señor. Si le servimos y obedecemos el pelea por nosotros, pero cuando actuamos fuera de su voluntad, el no pelea por nosotros estamos solos ante la vida y la circunstancias.

Oración:

  • Si estas pasando por un tiempo de derrota o no ves la respuesta de Dios, antes que pensar en el enemigo, examina tu vida a la luz de tu relación con Dios, y pide al Espíritu que te ayude a entender porque es que no puedes ver la victoria. ¿Habrá algo que detenga la mano, el brazo o el rostro de Dios a tu favor?

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