Bienvenidos!

En este blog estoy compartiendo muchas de las cosas que Dios me da durante mi devociónal, así como comento de las cosas que me están ocurriendo a mi o mi familia, así como nuestra iglesia; Centro de Vida Victoriosa, y la iglesia en general. Este blog es un poco personal, divertido, e inspirado. Está enfocado en ayudarte a que tu relación con Jesús sea más firme, y te inspiré a servirle con pasión.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Le Adoraron y Presentaron sus Tesoros…

(Mateo 2:11 RV60) Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.

Este día (24 de diciembre) en la mañana estuve meditando en las cosas que realmente valen la pena, o los tesoros de nuestra vida. Si abriéramos nuestro tesoro, o nuestra vida, que tendríamos para ofrecerle a Jesús. Sé que todos los que somos discípulos de Jesús tenemos “buenos deseos”, y “buenas intenciones”. Pero, ¿qué es lo que realmente hemos hecho desde que nos convertimos en sus discípulos? ¿Cuáles son las cosas que hemos atesorado en nuestro corazón?
Hay dos cosas que he atesorado en los últimos 20 años. En primer lugar, ha sido la de ser un pastor que está enfocado en compartir a Jesús con nuestra ciudad, y de guiar la congregación a hacer lo mismo; No deseo ninguna otra cosas más. En segundo lugar, me enfocado en mi familia; mi esposa y mis hijos. Le doy gracias a Dios por darme la gracia de haber hecho el tiempo de ver, y estar viendo a mis hijos crecer; yo les he enseñando a todos (tengo 4 hijos) a dar sus primeros pasos, les he enseñando a jugar soccer, les he enseñando a todos a usar bicicleta, y a nadar. He estado con todos en primer día de su escuela. Dios me ha permitido celebrar todos sus cumpleaños juntos. Todos nuestros aniversarios los he pasado con mi esposa, y siempre he celebrado a su lado su cumpleaños. Ninguna navidad hemos estado separados, y muchas noches junto con mis hijos nos hemos reído, y aprendido quien es David, Goliat, Jonás, y el niño de los panes y los peses.
No tengo títulos, no tengo posiciones, ni soy reconocido, materialmente no sé cómo ponerle precio a las cosas que he menciono arriba y lo cual he dedicado mi vida. No tengo grandes posesiones materiales, y en nuestra sociedad, no soy importante. Pero este día le di gracias a Jesús, y abrí mi tesoro y le ofrecí estos tesoros, mi llamado, y mi familia, estos son los tesoros de mi corazón. ¡Amén!